sábado, 9 de agosto de 2014

DIEGO Y YO (1949) 61 x 21.6 cm.

"Diego y yo" 1949.
Es bien conocido que el trabajo de Frida Kahlo está lleno de simbolismos, con los cuáles plasma su realidad. En ésta ocasión les presento ésta obra que se llama: "Diego y yo", la cual fue elaborada en el año de 1949 y que actualmente pertenece a la colección Mary Ane Martin Fine Arts, New York, y está valuado en 1, 430,000 dólares.
Antes que nada es importante destacar el contexto ó el entorno en que se desenvolvía Frida en ése tiempo, pues fué la motivación principal para la realización de ésta obra. El transcurrir del amor entre Frida y Diego nunca fué fácil, como hemos hablado con anterioridad. Su relación estuvo llena de problemas e infidelidades y es precisamente en el año de 1949, cuando Rivera vive un torrido romance con la actriz María Félix, quien era una buena amiga de Frida. A pesar de las bromas que Frida hacía respecto al tema, sus emociones se ven reveladas en ésta pintura.
Incluso se sabe que Frida había realizado un boceto para mostrarlo a sus clientes, un matrimonio amigo suyo, y siendo el esbozo muy similar al cuadro llamado "Diego en mi pensamiento" (1943), sin embargo meses más tarde cuando reciben la obra, era completamente diferente a lo que habían visto, quedando horrorizados al ver a una Frida triste y llorosa. Todo esto debido a que el boceto se elaboró antes de que Frida se enterara del romance de Diego con María Felix y de las intenciones que tenía éste de casarse con la actriz. En el autorretrato final, las emociones de Frida son evidentes, sin embargo el pequeño retrato de Diego en su frente, no deja ninguna duda que lo sigue amando, lo que le causa mayor tristeza.

Existen cuatro puntos importantes a destacar de ésta obra:
Diego en la frente de Frida: La admiración, la obsesión y el amor que Frida tiene por Rivera está reflejada por el pequeño retrato del muralista sobre su frente. Lo cual a su vez lo convierte en la fuente de preocupación y dolor para Frida.
El tercer ojo de Diego: Éste sugiere la convicción de Frida acerca de la superioridad intelectual y artística de Rivera. Frida admiraba su sabiduría y lo representa con éste ojo.
Las lágrimas de Frida: Nos muestra su pena y dolor que le causa en este momento la posibilidad de perder a Diego nuevamente. A pesar de su aspecto fuerte y las bromas que hacía de las infidelidades de Rivera, éste símbolo refleja el sufrimiento que vivía bajo ésta situación.
Su cabello: En la mayoría de sus autorretratos, el cabello de Frida está recogido elegantemente en un moño, en éste cuadro por el contrario está suelto y enredado en el cuello, lo que sugiere un estado de ahogamiento: Sin Diego, Frida pierde el respiro de vida.
En mi opinión es una obra que refleja ésos sentimientos encontrados de miedo, amor, odio, tristeza, entre otros. Y al conocer los simbolismos que se presentan y su significado, me aydua a ir entendiendo su obra, y seguir admirando su capacidad de reflejar su realidad y proyectar sus sentimientos al espectador

LA COLUMNA ROTA (1944) 40 x 31 cm.


Página 73. Libro de Hayden Herrera dice:
Columna rota pintado en 1944. En el cuadro la impasibilidad resuelta de Frida, crea una tensión casi insoportable, una sensación de parálisis. La angustia cobra vida por los clavos que perforan su cuerpo desnudo. Una brecha parecida a una grieta causada por un terremoto, le hiende el torso, cuyas 2 partes se mantienen unidas por un corsé ortopédico que simboliza el confinamiento de un inválido. Dentro del torso una columna jónica resquebrajada reemplaza su columna vertebral. El cuerpo abierto indica la cirugía sufrida y según observadores, la columna rota es como un falo y alude al vínculo entre el sexo y el dolor, al recordar la barra de acero que penetró en su vagina el día del accidente.
Las tiras blancas del corsé, con hebillas de metal acentúan la delicada vulnerabilidad de los senos de Frida cuya belleza perfecta hacen aún más terrible la hendidura brutal de su cuerpo. Con las caderas envueltas en una tela evocadora de la sabana enrollada de Cristo; Frida exhibe sus heridas como un mártir cristiano, como un San Sebastián mexicano, utiliza el dolor físico, la desnudez, la sexualidad para comunicar el mensaje de su sufrimiento espiritual.


Frida mira de frente desafiante. Lágrimas salpican sus mejillas pero su rostro se niega a llorar. Forma una máscara tan impávida como las facciones de un ídolo indígena. Para sugerir la soledad del sufrimiento físico y emocional Frida se retrata aislada, delante de un inmenso y árido llano. Barrancos parten el paisaje, como metáfora de su cuerpo herido, como el desierto, privado de la capacidad de crear vida. En la lejanía hay una franja de mar azul, debajo de un cielo despejado.